Primeras impresiones de OT 2017


El formato musical más exitoso de la televisión española, el mayor generación de talentos de la industria; Operación Triunfo ha recibido muchos adjetivos desde su lanzamiento en 2001. Su trayectoria desigual ha sido por todos conocida. Todos nos acordamos de esa gran y sobrexplotada primera edición y todos (aunque quizás no tantos) fuimos testigos de su caída en 2011.
Ahora, OT se enfrente a un nuevo comienzo. Es importante remarcar esto porque así se afronta; no es otra edición, sino la primera de una nueva etapa.
Los nuevos (no) cantantes

Como todo primer programa, viene acompañado de sus primerizos concursantes. Los nuevos chicos no han tenido lo que se dice un buen recibimiento en RR.SS. Muchos comentarios han sido negativos por las actuaciones algo mediocres de la Gala 0. Y lo digo así de directo porque es lo que todos vimos. Sin embargo, que los directos no estuvieran a un nivel alto no es necesariamente algo malo.
Llevamos tiempo el que los únicos programas musicales que hemos tenido en televisión eran talent shows. Pero hay que hacer una diferenciación muy clara, OT no es La Voz, OT no es Got Talent. En Operación Triunfo, los concursantes no van a demostrar su talento, sino que se basa en enseñar su progreso. Esto quiere decir, que la gracia de la propuesta de este programa se basa en la mejoría de sus aptitudes. Mejoría que solo puede ocurrir si hay margen de mejora, valga la redundancia.
Cuestión de talento y de presupuesto

Además del talento de los concursantes, otro elemento que entró en juego en el resultado de las actuaciones fueron los problemas de sonido. Es aquí donde apareció uno de los mayores errores de la Gala.
El apartado técnico fue de todo menos adecuado, si tenemos en cuenta el acontecimiento televisivo ante el que nos encontrábamos. Algo que fue muy sorprendente sabiendo que al mando de OT está Gestmusic, productora que ha demostrado un gran talento durante años en Tu Cara Me Suena, ofreciendo actuaciones memorables semana tras semana. Esto me lleva a pensar que parte del problema pueda ser TVE y el presupuesto que ha destinado al proyecto. Una propuesta de estas dimensiones requiere muchos recursos y elementos como el plató dejaban intuir que esta nueva etapa será algo más modesta que otras ediciones.   
¿Dónde está esa “verdad” que prometían?


En esta Gala 0 se respiró, como bien dijo @borjateran, algo de inseguridad. Parece que todos sentían la presión del formato que estaban reviviendo y lo que eso suponía. Sin embargo, que el presentador estuviera algo nervioso, al igual que los concursantes, era algo normal. Lo que no fue tan comprensible fue la actuación del jurado.
Los tres miembros de la mesa fueron, a mi juicio, otro gran problema del programa. Sus roles estaban excesivamente definidos y resultaban postizos. No solo porque Joe actuara como un nuevo Risto, sino por lo que este tipo de cosas dejaban entrever. No había verdad en sus intervenciones. Las valoraciones venían aprendidas de casa, lo que suponía una desconexión total con lo que los espectadores estaban viendo en las actuaciones. Algo que era especialmente grave si tenemos en cuenta todos los imprevistos que podían surgir (y acabaron surgiendo) debido a la inexperiencia de los cantantes y a los constantes errores de sonido.
La academia como elemento diferenciador

¿Dónde está entonces esa verdad que iba a diferenciar al formato y de la que hacían gala en las entrevistas? No debemos olvidar que OT es, en esencia, un reality musical. Durante esta semana y gracias a la genial decisión de emitir el 24 horas en YouTube, he podido ir conectando con la casa. Después de lo que he ido viendo la respuesta a esta pregunta es clara: la verdad está en la academia.
La personalidad de los concursantes está muy bien elegida, huyendo de los típicos rolles tanto de OT como de otros realities como Gran Hermano. Es gracias a ellos que hemos podido ver situaciones frescas viendo esa realidad de la que hablaban. Incluso, a la larga esto podría ser un problema para GH Revolution, que si algo está echando en falta es verdad.
Este 24 horas está siendo mucho más rico de lo que yo pensaba. Ya no solo por las conversaciones o los momentos más cotidianos, sino por las clases. Esta ha sido una de las grandes sorpresas que me ha dado este nuevo OT. Y es que el pasado martes me sorprendí a mí mismo escuchando una fantástica clase de cultura musical, en la que Guille Milkyway nos enseñaba a no tener prejuicios con los estilos de cualquier tiempo. Y de pronto me di cuenta de que aquí es donde residía lo especial de OT, el aprendizaje.
No importa si las galas no respiran tanta frescura en sus primeras emisiones, porque esto es mejorable. El presentador y el jurado puede coger confianza y Gestmusic mejorar en el apartado sonoro y de realización; pero si podemos ver evolución, habrán conseguido el objetivo. Porque en esta nueva edición que vuelve en 2017, vamos a ser mucho más participes de su aprendizaje, de sus dudas y de sus avances. Y lo mejor es que ahora nosotros podremos aprender con ellos.

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