Análisis de Harry Styles de Harry Styles: Las buenas influencias

Hace año y medio que David Bowie nos dejó. Un hombre que impactó de una forma brutal en la música, por supuesto, pero también en los cánones de imagen, sobre todo los relacionados con el género. Uno de los grandes exponentes del rock psicodélico y el glam entre muchos otros estilos que fue tocando. Lady Gaga o Adam Lambert han confesado seguir sus pasos, pero prácticamente toda la industria se ha visto influenciada de una forma u otra por él.

Harry Styles también es uno de esos seguidores confesos. Como segundo componente de los One Direction en lanzar disco y, para qué engañarnos, el más popular y mediático del grupo, las expectativas estaban bastante altas. Lo que no esperaba es que fueran a concederle tanta libertad a la hora de idear su nuevo álbum.
Con el primer single ya pudimos ver que estábamos ante algo diferente. Sign Of The Times es un verdadero himno atemporal. Un tema psicodélico que empieza muy sencillo con solo un piano, pero que va creciendo como si estuviéramos presenciando el despegue de un cohete. Una auténtica rareza en pleno 2017 que trae de vuelta al David Bowie de Life On Mars? o Space Oddity.
Canciones como este primer adelanto y Meet Me In The Hallway marcan esta primera parte del álbum, centrada en este rock psicodélico y con referencias al tiempo, las drogas o el sexo. Un comienzo que nos introduce en la atmósfera de una forma fantástica y que cuenta con muchos detalles en la producción.
Si continuamos, Harry nos lleva a estilos más canallas con Caroline, con referencias a otros temas, Only Angel y Kiwi. Temas puramente rockeros que nos trasladan a los años 70-80 con Iggy Pop o los Rolling Stones. Nunca pensé que a estas alturas un nuevo artista en solitario se atraviese a traer estos estilos de vuelta y me alegro enormemente, ya que además no son nada fáciles de interpretar. Otro claro indicativo de que, al igual que Zayn, Harry y su talento estaban muy desaprovechados en el grupo.
Pero la variedad estilística no se queda ahí. Llega a tocar ritmos más pausados como Sweet Creature o Ever Since New York que podrían recordarnos al Harry más One Direction, si es que ese Harry alguna vez existió. Estas podrían ser las partes que más me sacan de la atmósfera del álbum, mucho más cercanas al ídolo de boyband que ha sido, que a la imagen de rockstar que quiere adoptar.
Como veis, conforme vamos avanzando en el álbum, Harry Styles va cambiando de dirección, como si enumerara los estilos de los cantantes que escucha y quiere interpretar. Una especie de playlist de Spotify con sus referentes. Una mezcla de canciones que, aunque no desentonan entre ellas, ya que la mayoría son diferentes variantes del rock de finales de los 70, no tienen un sonido claro e identificativo.
El hilo conductor, entonces, está presente en sus letras. Los diez temas que conforman Harry Styles son diez historias que posiblemente le habrán pasado en los últimos años. La comentada referencia a su relación con Taylor Swift en Two Ghosts es un claro ejemplo. Sin embargo, nos demuestra que es un muy buen compositor, ya que consigue que cada una, aunque con detalles muy concretos, pueda ser lo suficientemente amplia como para que cualquiera se sienta identificado.
Los temas que cierran el álbum, Woman y From The Dining Table tocan las teclas exactas para que nos acordemos de nuestras propias rupturas. Ya sea desde el despecho de la primera o desde la nostalgia y la vulnerabilidad del último track, ambas nos enganchan con su letra, aunque en producción encontremos otras mejores.
En general soy muy crítico con los discos homónimos porque siempre se presentan como “los más personales” de los artistas, pero la mayoría de las veces lo que demuestran es una falta de rumbo y de concepto a la hora de crearlos. Harry Styles se estrena, pues, con un disco homónimo. Un álbum que, sí, es personal. Sí nos da la sensación de ir conociendo al cantante conforme descubrimos cada canción, gracias en parte a su genial interpretación.
Sin embargo, a nivel de producción no puedo decir lo mismo. Harry Styles es un disco sin propuesta en cuanto a sonido. Escuchamos a David Bowie, a los Rolling y a Blur entre otros muchos. Al que no escuchamos es a Harry Styles. Al final, queda la sensación de estar frente a un This Is Acting en el que Harry interpreta canciones para otros artistas.
De la misma forma, y como digo, estamos escuchando a David Bowie, a los Rolling y a Blur. Es por eso que no puedo valorar negativamente este álbum. Harry Styles es un discazo, uno que no muestra la esencia de su cantante, pero un discazo al fin y al cabo. Harry acaba de nacer como artista en solitario. Un bebé cuando nace aprende a hablar, caminar y relacionarse imitando a sus padres, sus mayores referentes. Es por eso que solo puedo aplaudir la valentía de lanzar un disco como este en 2017 y desear ver qué nos trae Styles en su madurez como artista, ya que, como hemos visto, buenos referentes no le faltan.

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