La gran batalla de la 50 edición de la Super Bowl


La Super Bowl, el único espectáculo deportivo del que estoy enterado y que veo fielmente cada año. Pero si me preguntas quién o qué se juega en el campo sonreiré y me alejaré lentamente mientras asiento con la cabeza. El half-time o mediotiempo es un momento que todo seguidor del pop tiene marcado en su agenda mental, entre lanzamiento y lanzamiento de single de La Peolopony. Y no es para menos. Bate todos los records en TV por lo que un segundo en publicidad vale millones. ¿Qué hacen los artistas? En vez de pagar un spot, actúan sin cobrar consiguiendo la mayor promoción que puede tener alguien en un escaso cuarto de hora. 

Llevamos unos años con grandes actuaciones en este espacio, con Madonna y su barco romano, Beyoncé con su silueta en llamas, Bruno Mars con Bruno Mars y con la Katy y sus tiburones de corchopán. Este año el campeonato cumplía nada menos que 50 años y para tal honor fue encomendada una performance al grupo Coldplay. 


Pero empecemos por el principio. Antes del mediotiempo que es lo que todos esperan, tuvimos una grata sorpresa. Los seguidores de Gaga ya lo sabíamos, pero el resto de los mortales tuvieron que subir el volumen de la TV para corroborar que lo que estaban escuchando era a la Germanotta entonando como si de Whitney Houston se tratara -bueno, casi- el himno de su país. Estos señores sí que saben hacer un himno... Después de ARTPOP, Lady Gaga se ha dedicado a elevar la percepción que se tenía de ella a una artista hecha y derecha y lo está consiguiendo con creces. Después de Cheek to Cheek, la actuación de los Oscars, los innumerables premios de 2015 y su participación en American Horror Story -que no hace otra cosa que demostrar su versatilidad-, a llegado la Super Bowl. También es verdad que el éxito de unos crea animadversión en otros, pero no todo puede ser bueno. Por eso, no sé hasta que punto le beneficia tener demasiada presencia en los medios antes de tiempo, y que luego en el lanzamiento de LG5 la gente esté cansada. 

Gaga llevaba un traje de lentejuelas rojo con la sombra de ojos a juego. Me recordó al hijo no nacido entre Effie Trinket y Claudius. Quién me diría que lo vendría después serían unos verdaderos Juegos del Hambre en los que grandes artistas lucharían a muerte por el protagonismo en los titulares en la prensa del día siguiente. Quién les diría a ellos que sería la propia presentadora la que ganaría esa batalla. 


Pero vamos al meollo, la actuación del descanso de la Super Bowl. Como os he dicho, fueron Coldplay los seleccionados para este año. La noticia no me llamó demasiado, pero pensándolo mejor, tenían un disco tremendo para promocionar y el tono "motivador" de sus canciones era perfecto para que a todos se nos cayera la lagrimilla en este 50 aniversario. 

Ellos eran conscientes de que no iban a ser capaces de dar el espectáculo visual que había habido en años anteriores. Por ello, tiraron de agenda y se dieron cuenta de que tenían una colaboración nada menos que con Rihanna, que además no iba a rechazar un poco de promo para su ANTi, y otra, la más reciente, con la mismísima Beyoncé. La jugada estaba clara. 

Con este panorama, mis expectativas con esta Super Bowl ascendieron a la velocidad del rayo. Por un lado el colorido que podía aportar Coldplay, unido a un repaso por las culturas del mundo, simbolizando que en estos 50 años el evento se había vuelto global, con las actuaciones estrella de Princess of China con Riri y Hymn For The Weekend con Queen B. Habría sido tremendo. Pero, como casi todo lo que pinta tan extremadamente bien, las cosas no han salido como esperaba. 


Al meter Beyoncé el morro en todo esto, decidió cambiar un poco las cosas. No cantó su colaboración el grupo, que además es el nuevo single -in ex pli ca ble-, sino que se promocionaría a ella misma con Formation. Además, y esto tampoco lo entiendo, Rihanna se cayó del plantel de artistas. Aún habiéndolo confirmado en un spot de TV -¿A quién se le ocurre grabar ese anuncio si no lo tienes completamente fijado?- Rihanna no apareció en el evento. Las malas lenguas hablan de que la mujer de Jay-Z no quería que hubiera otra protagonista femenina en el show que no fuera ella. En su lugar Bruno Mars, el cual no ha lanzado absolutamente nada en el último año, salió cantando la para nada rayada Uptown Funk. Expectativas vs. realidad se suele decir. 

Voy a confirmaros lo que lleváis intuyendo dos párrafos y medio, no, no me gustó el show de este año. Y os voy a argumentar por qué. En primer lugar Coldplay. El cantante estuvo algo flojo vocalmente, pero habría sido un error menor si no hubiese sido tan aburrido. El único espectáculo que dio fue una pantalla en el suelo que cambiaba un poco el ambiente en cada actuación. ¿Dónde está ese polvo de colores del videoclip de Hymn For The Weekend? No sé, algo. Creo que no hace falta ser una gran diva del pop para sacar alguna cosa que sorprenda en el escenario. 


Después, este desapareció y dio paso a Bruno Mars. Como ya he dicho, y pese a que me parece un artistazo, no cantó nada nuevo. Sí, supongo que estaría haciendo promoción para su nominación a los Grammy, pero al final se vio como algo inconexo que no aportaba nada nuevo. 

En tercer lugar apareció entre una banda de músicos y rodeada de chispas la Beyo. Estuvo tan espectacular como siempre, bailando, cantando, incluso salvando un tropiezo. Perfecta, diva máxima. Sin embargo, no hizo nada que no hayamos visto antes, a parte de vestir un traje que homenajeaba a Michael Jackson. Eso sí, fue la que salvó la noche. 

Después tuvimos una batalla de baile entre los dos apegados del acto. Sí, los dos demostraron que son fantásticos bailarines, pero fue algo que, además de no sumar demasiado al acto, restó minutos para una actuación imprescindible, Hymn For The Weekend. Como "colofón" final tuvimos una actuación conjunta mezclando temas de otros años con vídeos de actuaciones pasadas. Fue bonita, pero no consiguió quitarme esa sensación de "¿y ya está?".

Pasamos de tener una Super Bowl protagonizada por Coldplay con dos colaboraciones espectaculares y una temática que podría haber dado para mucho, a una con tres actuaciones independientes que no tenían ningún tipo de hilo conductor y que no tuvieron una imagen icónica clara, como si habían conseguido otros en ediciones pasadas. Unos Juegos del Hambre por el protagonismo y la promoción de sus respectivos lanzamientos actuales. 






Comentarios

  1. Mejor descripción imposible!! comparto todo lo que dices. Beyonce y Bruno Mars aunque magníficos innecesarios cantando sus propias canciones, robaron todo el protagonismo a un Coldplay flojo muy flojo. Nada de color nada de colaboraciones.. fue terrible para mi. A la vez pienso que la organización del evento tuvo mucho que ver... BEYONCE Y BRUNO ya tuvieron cada uno una presentación individual hace no mucho, porque otra vez?? Rihanna hubiese sido una buena acompañante, en fin desastroso y un bajón duro para Coldplay.

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    1. Supongo que justifican la aparición de Beyoncé y Bruno diciendo que, al ser los 50 años, querían añadir también artistas que hayan participado anteriormente. Pero si esa era la razón, habría tenido mucho más sentido invitar a cantantes que protagonizaron la Super Bowl hace más tiempo y no ellos, que han pasado tres años a lo sumo.

      Gracias por comentar, me tranquiliza saber que no soy el único que lo sintió.

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  2. ¿Ah, pero que Coldplay actuó también?

    Pueden poner a Beyoncé a fregar media grada que acaparará la atención de todos modos. A mí también me sobró el Mars.

    Y la Gaga, pues en su línea de ser la petadora máxima de la vida. Mis confianzas en la Haus vuelven a ser plenas y es un gustazo ser fan de esta mujer, te lo pone tan fácil.

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    1. Beyoncé lo peta en estos eventos y lo sabe. Pero podría haber estado más justificado, por eso no me gustó que no cantara Hymn For The Weekend.

      Si Gaga lo está petando con un micro y un traje de lentejuelas del Capitolio, espérate a ver qué nos presentan hoy en los Grammy... #hype

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